Quienes somos

Las mininas corrían detrás de aquellas grandes “bolas” de material para tejido, Agua, que ni azul, ni traslúcida, jugueteaba entre bolas gigantes a medida que unas manos llenas de angustia, tejían y destejían una y otra vez, hasta lograr vender un producto, elaborado con ese material novedoso, grueso, entorchado e imponente, juguete para Panela también.

La exploración e inquietud por hallar un mecanismo de ingreso económico y que contribuyera a la formación artística de niñ@s en un barrio periférico de Bogotá-Colombia, hizo que la búsqueda de materiales, tuviera sus pasos en un tradicional espacio popular de resistencia: el barrio Policarpa, encontrando allí un material que resulta de los residuos industriales de empresas de producción textil a gran escala.

Luego de una que otra frustración, desazón por la búsqueda de la independencia económica, la venta de material, conocido como trapillo o tirilla, de buena calidad para el tejido (pensado inicialmente para el crochet), a su vez fue el medio para enseñar a las niñas de aquel barrio a manejar una aguja para la creación y apropiación de una técnica manual para el oficio, resulta la propuesta de la selección y tratamiento del trapillo para así ofrecer mejoras a aquel residuo textil, y dar la oportunidad de convertirse en hermosos trabajos manuales.

Es así como luego de una intensa búsqueda por nombrar el emprendimiento, fue el trabajo de observar y comprender la presencia de los seres felin@s en el jugueteo con los grandes ovillos, y es así como Agua y panela se inmortalizan.